¿Tiene un problema de dolor y se pregunta si el yoga puede ayudar? Lo entiendo, no solo como médico, sino también como paciente.
Comencé a hacer yoga cuando estaba luchando con un problema en la rodilla, hace más de una década. Si bien inicialmente experimenté con el yoga con la esperanza de que mejoraría la forma en que se sentía mi rodilla, pronto descubrí que podría ayudarme de maneras mucho más importantes, incluso mejorando mi estado de ánimo, enseñándome a manejar mejor el estrés y simplemente ayudándome a sonreír después. un día duro Francamente, descubrí que el yoga es tan impactante que no puedo imaginar pasar sin él, y sí, pareció reducir el dolor en mi rodilla.
La popularidad del yoga en los Estados Unidos ha crecido rápidamente durante la última década. Se estima que 36 millones de estadounidenses ahora practican yoga con regularidad, y aproximadamente uno de cada tres lo ha probado al menos una vez. Si bien el yoga es más popular entre las mujeres jóvenes y de mediana edad, la cantidad de hombres que practican yoga se ha más que duplicado en los últimos años, y los mayores de 50 años que practican yoga se han triplicado durante el mismo período de tiempo.
Pero, ¿cómo encaja exactamente el yoga en la construcción de una mejor estrategia de manejo del dolor?
Alivio del dolor
Cada vez hay más pruebas de que el yoga puede ser útil en una amplia variedad de escenarios de dolor: rodillas artríticas, dolor de cuello, fibromialgia y dolores de cabeza. Quizás la evidencia más sólida de la eficacia del yoga se encuentra en el tratamiento del dolor lumbar crónico. Varios estudios han encontrado que el yoga es efectivo para reducir el dolor de espalda, y en al menos un estudio, los pacientes que practicaban yoga pudieron reducir el uso de analgésicos. Las pautas recientes basadas en la evidencia del Colegio Americano de Médicos recomiendan encarecidamente el yoga para tratar el dolor lumbar.
Función
La investigación también parece indicar que el yoga tiene el potencial de mejorar la función con las actividades diarias. Una práctica regular de yoga puede aumentar la fuerza en las piernas, la parte superior del cuerpo y el núcleo, al mismo tiempo que mejora la flexibilidad y el equilibrio, que son especialmente importantes para las personas mayores. Varios estudios han encontrado que tanto los pacientes con dolor lumbar como los que padecen artritis se vuelven más activos cuando practican yoga.
Bienestar
El yoga también puede ofrecer un alivio indirecto al impulsar una mejor sensación de bienestar, ayudar a reducir el estrés y aumentar el optimismo y la resiliencia. Los estudios también sugieren que practicar yoga se puede asociar con otros hábitos de estilo de vida saludables, como dejar de fumar, comer más sano y perder peso. El yoga también tiene beneficios para la salud mental; la investigación muestra que puede desempeñar un papel útil en los planes de tratamiento para la depresión y la ansiedad.
Pero incorporar el yoga en un programa de control del dolor puede ser un poco complicado, y le recomiendo que primero hable con sus médicos y fisioterapeutas antes de comenzar. Puede haber mucha flexión en muchas clases típicas de yoga, lo que puede ser problemático para quienes sufren de dolor de espalda y cuello. Las posturas que requieren estar a cuatro patas, como la posición de tabla o la postura tradicional del perro boca abajo, pueden estresar demasiado un problema de hombro sintomático. Y para aquellos con problemas de rodilla, ponerse en cuclillas y arrodillarse puede ser difícil de manejar. La buena noticia es que la mayoría de los movimientos y posturas de yoga pueden modificarse o alterarse de alguna manera para evitar que estalle o agrave una parte del cuerpo sintomática. Algunos estudios de yoga incluso ofrecen clases que se pueden realizar sentado en una silla para aquellos que necesitan ese tipo de alojamiento.
Me gusta pensar en el yoga como algo terapéutico tanto para la mente como para el cuerpo, en lugar de verlo simplemente como un ejercicio. Si eres nuevo en el yoga, puede parecer un poco intimidante saber por dónde empezar, especialmente porque hay tantos tipos diferentes de yoga. Los nombres utilizados para describir prácticas que se basan más en el movimiento incluyen Ashtanga y vinyasa, mientras que otras versiones, como yin, iyengar y restaurativa, se centran más en la alineación y las posturas de mantenimiento. Asegúrese de verificar con anticipación si una clase se llevará a cabo a temperatura ambiente o se calentará, y siempre comience con una clase dirigida a principiantes. Busque profesores de yoga a los que les guste brindar atención personalizada a los estudiantes y quieran ayudarlos a modificar las poses. Y, si tiene los medios, puede comenzar con algunas lecciones privadas.
Y, sobre todo, ¡asegúrate de divertirte!